Es precisamente su trabajo en la fotografía de espacios lo que nos plantea esa pregunta inicial. Al observar cada una de sus imágenes, sentimos una especie de «halo». No es solo lo que se ve en la foto: es lo que sugiere, lo que evoca. La manera en que una sala, un edificio o incluso un rincón urbano pueden volverse arte visual bajo. Es un cuidadoso equilibrio entre técnica y sensibilidad.
Lo que más nos fascina de su estilo es su atención al detalle. Cada una de sus fotografías está llena de una meticulosidad que deja entrever horas de dedicación. Aunque muchos de sus seguidores pueden enamorarse al primer vistazo de sus imágenes, la verdadera magia ocurre cuando nos detenemos a observarlas detenidamente. ¿Por qué esa luz? ¿Por qué esa perspectiva? ¿Por qué ese encuadre?
En este sentido, la pregunta sobre la sensibilidad visual cobra más importancia que nunca. ¿Cómo es que alguien es capaz de detectar el detalle más sutil en un paisaje cotidiano?
Si algo define su trabajo, es la manera en que logra transmitir una especie de ternura visual. Hay un cuidado palpable en cada detalle, una manera de tratar cada espacio, cada producto. En sus imágenes, cada lugar parece tener vida propia, y ese halo de delicadeza nos invita a detenernos.
Quizás esa es la mayor lección que podemos aprender: la sensibilidad visual, sea innata o adquirida, es sobre todo una cuestión de atención. De detenerse lo suficiente para ver lo que normalmente pasaría desapercibido, de cuidar los detalles y tratar cada imagen como una pequeña obra de arte .
Al final, la respuesta a nuestra pregunta inicial puede ser una combinación de ambas. La sensibilidad visual puede tener una base innata en algunas personas, pero es la práctica, la dedicación y el trabajo constante lo que realmente la eleva a otro nivel. En el caso de Javi Rico, su trabajo es un reflejo de ello: un equilibrio perfecto entre talento natural y esfuerzo artístico.
Es lo que buscamos transmitir en Dueñas: una mezcla de autenticidad, trabajo y el detenerse a disfrutar y observar cada detalle, valorando lo que realmente importa. Un camino de luces y sombras con una intención clara: disfrutar de las pequeñas cosas.