Conocimos a Dani Florentino online, pero lo que nos removió fue el rato compartido sin pantallas de por medio.Su manera de mirar, de buscar la toma perfecta como si fuera la última. Fue uno de esos momentos donde dices: “Ah, esto es lo que importa”. Nosotras seguimos conectadas. Pero también estamos sintiendo esa necesidad de volver al cuerpo, al ritmo real.De abrir la puerta —literal o metafóricamente— y dejar que se vea lo que hay detrás. Sin pretensiones. Sin poses. Solo verdad.
No vamos a decir que lo digital esté mal. Al contrario, es lo que nos sostiene.Pero quizás haya otra forma de mostrar lo que hacemos.Más cercana. Más nuestra.Más viva. En Dueñas creemos que se puede crear sin gritar. Que se puede impactar sin obsesionarse con métricas.Y que lo premium no es lo que brilla más, sino lo que resuena más profundo.
Una conversación sin filtros.Un gesto que no necesita ser explicado.Un olor que te devuelve al presente.Una pausa que no se vende, pero se siente.
Así que sí. Seguimos online.Pero algo dentro nos dice que hay que abrir un poco la ventana.Dejar que entre el aire.Que se vea el proceso.Que se escuche la risa. Que se intuya el caos.
Porque, al final, lo que queda no es lo que se comparte.Es lo que se recuerda.Y si te preguntas qué pinta Dueñas en todo esto…
Somos ese espacio sin guión.Ese momento que no busca likes.La parte de la historia que normalmente se queda fuera del feed.Porque a veces, lo más potente…es lo que no se cuenta.