Qué rápido aprendemos a exigir, y qué poco nos exigimos ser mejores. En un panorama saturado de opiniones, tendencias fugaces y validaciones externas, a veces olvidamos la importancia de mirar hacia adentro. De hacer pausa. De hacer autocrítica.
Estamos justo en ese proceso: analizar, reordenar y mejorar. Cuando dimos forma a este proyecto, pusimos el listón muy alto. Buscábamos la perfección con tanta fuerza, que sin darnos cuenta nos alejamos de la realidad. Queríamos que nos tomaran en serio. Hoy, lo que queremos es ser reales. Acercarnos más a ti. Que veas lo que de verdad hay detrás.
Admiramos profundamente a diseñadores como Jonathan Anderson, Simon Porte Jacquemus, Peter Do o marcas como The Row.No solo por su evidente talento, sino por la elegancia silenciosa con la que construyen universos coherentes. Nos inspiran porque no gritan. Porque no necesitan sobreexplicarse. Porque confían en el tiempo, en la forma, en los detalles. Ellos nos recuerdan que el ruido no siempre equivale a impacto.
Desde el inicio, Dueñas ha sido un proyecto construido desde el cariño. No nos interesa provocar por provocar. Nos interesa construir algo que perdure, que tenga alma. Por eso, cada vez que alguien —y sobre todo alguien a quien admiramos— decide escribirnos para pedir uno de nuestros bolsos, sentimos una mezcla de orgullo y gratitud que cuesta poner en palabras.
Aunque a veces, lo confesamos, nos invade una pequeña tristeza. Porque hay quienes nos han pedido piezas, han apostado por nuestro trabajo… pero luego no lo han mostrado. Y no por obligación, ni por marketing. Solo porque creemos que visibilizar lo que se valora también es una forma de respeto. No solo a nosotras, sino a todas las personas que forman parte de la cadena que hace esto posible. Detrás de cada pieza hay tiempo, hay manos, hay historias. Nos encantaría que, si algo de lo que hemos creado ha resonado contigo, lo compartas. Porque más allá del subidón momentáneo, lo que realmente nos conmueve es que alguien elija algo hecho con nuestras manos, nuestras ideas y nuestras dudas. Para una marca independiente, eso lo es todo.
Este año, como todos, esperábamos las vacaciones. Pero esta vez, las tomamos con más conciencia. No como una huida, sino como una oportunidad para parar, reflexionar y volver a elegir. Porque este proyecto no vive en automático. Requiere presencia. Requiere decisiones difíciles, conversaciones incómodas, pausas necesarias. Porque, además de crear, también trabajamos fuera de este sueño. Dueñas no es un capricho: es una apuesta constante.
En el camino hemos tenido la suerte de rodearnos de personas que han sumado desde lo humano y desde lo profesional. Colaboraciones que no solo han enriquecido el proyecto, sino que nos han recordado lo que de verdad importa: la calidad de los vínculos, el respeto mutuo, la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Creemos en parar. En hacernos preguntas incómodas:
¿Qué estamos haciendo bien y que mal?
¿Qué debemos mejorar?
¿Qué estamos dispuestas a defender, incluso cuando sea difícil?
Muchas veces nos han dicho que “nacimos en la época equivocada”. Puede ser. O puede que estemos aquí justamente para eso: para cuestionar lo establecido. Para sumar, aunque sea un granito de arena, a otra forma de hacer las cosas. Una más humana. Más ética. Más nuestra.
No creemos en excusas. Tampoco en quejas. Sabemos que no todo depende de tener la mejor cámara, el modelo más cotizado o el presupuesto perfecto. La creatividad real nace muchas veces de la limitación.
Nos vamos de vacaciones. Pero no desconectamos del todo. Dueñas Sigue latiendo. Se transforma. Se cuela en lo cotidiano. Te espera cuando menos lo esperas.
Volveremos en septiembre.Con nuevas ideas. Con ganas renovadas. Con la misma convicción de siempre: la de hacer las cosas con sentido y con verdad.
Gracias por estar ahí.
Gracias por leernos, por elegirnos, por acompañarnos.
Dueñas