Renacer en la misma ciudad: la historia de Claudia. Tiene 34 años.Durante años tuvo un trabajo estable,pero una vida que ya no le hacía sentir orgullo.Lo que vino después no fue fácil.Pero fue suyo.
“Mi vida ya no me representaba”Mi trabajo estaba bien… en papel.Pero yo no.Vivía con un nudo en la garganta. Me veía desde fuera y no me reconocía.Un día, frente al espejo, me pregunté:
¿cuándo dejé de tomar mis propias decisiones? Y ahí supe que algo tenía que cambiar. El mayor miedo no era irse. Era seguir en automático.
¿Qué fue lo más duro?Aceptar que no tenía nada claro.A los 34 te hacen creer que ya deberías tener estabilidad emocional, económica…como si hubiera un guión que cumplir.
Pero no lo hay. Empezar de nuevo también es avanzar. La presión social es real. Pero traicionarte a ti misma lo es más.
¿Qué te hizo seguir adelante? «La certeza de que, si yo no me movía, nada iba a cambiar.No sabía qué quería exactamente,solo tenía claro que ya no quería seguir así.»
Y entonces, la vida se adelantó: fue la próxima llamada de RRHH. El mundo se le vino encima… por un momento.Pero dos semanas después entendí que fue el empujón que necesitaba.”
Así comenzó su transición.A veces el cambio empieza así:sin destino.
¿Qué significa ser Dueña hoy para ti? «Tomar decisiones pequeñas que me acerquen a mi vida..Aunque haya días en los que dude de todo.»
Un consejo para quien está en el mismo puente.El cambio da miedo.Pero quedarte igual… da más miedo aún.
Somos Dueñas.De los finales que tuvimos que aceptar.Y de los comienzos que nos esperan.Claudia es solo el primer capítulo.
Queremos conocer tu historia.¿También estás en transición?
Cuéntanos.