Dior abría un nuevo capítulo.El debut de Jonathan Anderson no fue un grito, fue una declaración suave pero firme.No solo presentó una colección: presentó una sensibilidad.Una nueva forma de leer la historia: no desde la nostalgia, sino desde el presente, siempre mirando hacia el futuro.
Una masculinidad sin rigidez, siluetas ligeras, juventud sin artificio.Herencia tratada como punto de partida, no como ancla.El futuro, vestido con intuición.
El rostro de Mbappé aparecía como un eco sutil.Elegante. Seguro. Atemporal.Imagen de una campaña que no busca gritar, sino contar.Que habla de respeto, de identidad.De lo que nos hace únicos sin dejar de pertenecernos.
El estilo nace en lo que decides sostener.El Orgullo no es una pose, es una forma de caminar.Y ser icono no es cuestión de destacar, sino de representar.Con belleza. Con decisión. Con libertad.
En un año en el que muchas marcas tienen miedo,gracias por esta declaración sin gritos pero con una visión clara.Como ya demostró en Loewe, Jonathan Anderson no sigue la moda: la crea.
Ayer se celebró el Día del Orgullo, 28 de junio,una fecha que conmemora los disturbios de Stonewall de 1969,y que, en su origen, surgió en un contexto de miedo a mostrarse, a opinar, a ser.
Dior dio las claves.Formas que entienden que no hay una sola forma de ser.Y con Mbappé como imagen, no solo de campaña, sino de una idea:la de quienes caminan con firmeza, sin miedo.
Gracias, Jonathan, por mostrarnos que la moda también puede ser un lenguaje que acaricia, que propone, que invita.
Hoy, más que nunca, decimos con Orgullo:
Dueñas del cuerpo.
Dueñas de la voz.
Dueñas del ahora.
Feliz Día del Orgullo.