Otro estilista pidió piezas y nunca las devolvió.Pequeñas cosas que, cuando emprendes, pesan más de lo que parecen. Esto no es una queja. Es una historia.La que compartimos muchos que intentamos hacer las cosas bien. Desde aquí.Desde casa.
Hay una parte del trabajo que no se ve:el respeto,el valor,el cuidado. En un mundo donde todo parece reemplazable,lo hecho con alma tarda en encontrar su lugar.Y, aun así, ahí está la belleza: en seguir haciéndolo.
Nosotras en Dueñas fabricamos en Ubrique. Allí, la artesanía no es un eslogan.Es una manera de estar.De escuchar el material.De entender que lo bello necesita tiempo.Que las manos también piensan.Por eso duele cuando la palabra artesanía se usa como adorno.Cuando se pronuncia sin sentirla.Porque la artesanía no se finge.No se trata de parecer auténtico,sino de serlo.
De no ensuciarse las manos.De vivir el tiempo que lleva cada pieza.De dejar que la intención guíe el gesto.No buscamos reproducir el pasado.Buscamos cuidar el presente.Mirar los materiales.Darles espacio.Dejar que respiren.
Cada bolso es un diálogo:entre la tradición de Ubrique y nuestra mirada contemporánea.Entre lo hecho a mano y lo pensado con alma.Entre la imperfección y la verdad.
Porque, al final, no importa si algo se llama “artesanal”.Importa desde dónde se hace. Con qué respeto. Con qué verdad.
Nosotras creemos en la artesanía como actitud. Como resistencia a la prisa. Como compromiso con lo que se crea.
Y aunque el mercado repita la palabra hasta el cansancio,seguiremos haciéndola real.
No lo perfecto. Sino lo vivo. No lo nuevo. Sino lo hecho con alma