DUEÑAS DE LA TRANSICIÓN II
Paula tenía una vida “perfecta” en la ciudad, pero apagada por dentro. Al irse sola a un pueblo costero entendió que su trabajo ya no la representaba. Al volver, rechazó un ascenso y eligió algo más propio: crear experiencias de turismo rural y escribir cerca del mar, aunque no tuviera garantías.
Lo más difícil no fue cambiar de trabajo, sino explicarlo sin etiqueta. Para ella, ser Dueña es elegir sin certezas y escucharse de verdad: notar dónde respira y dónde el corazón late con ganas.
Su consejo: empieza pequeño. Haz un día distinto, hazte una pregunta honesta. No necesitas todas las respuestas para empezar a ser la mujer que ya sientes que puedes ser.
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